En el mundo el 84% de los cultivos son polinizados por las abejas. Según Agrocalidad, en Ecuador existen 9.777 colmenas catastradas. Hoy se celebra el Día Mundial de las Abejas, declarado por la Organización de las Naciones Unidas precisamente por el rol de estos insectos para mantener una agricultura sostenible con el medio ambiente.
La apicultura es parte de la producción agropecuaria. Esta técnica sirve para criar abejas y obtener miel, productos derivados de la colmena y polinizar los cultivos.
En el país esta es la actividad económica principal para 766 apicultores y sus familias. Uno de ellos es el riobambeño Franklin Novillo, profesional del área administrativa y financiera que incursionó en la apicultura primero como un pasatiempo.
Hoy, después de 34 años, tiene apiarios en Chimborazo y en Pichincha. De allí obtiene miel, polen, propóleo, cera de abejas y esporádicamente jalea real. Asimismo sus abejas polinizan los cultivos vecinos en un área aproximada de entre 6 y 8 km a la redonda.
Él señala que hace falta inversión del Estado.
“Necesitamos impulsar una ley apícola que proteja a este importante sector productivo, casi invisibilizado y para muchas autoridades desconocido. El sector apícola necesita el apoyo de todos los gobiernos autónomos descentralizados municipales y provinciales”.
Hugo Rosero, responsable del Programa Nacional Sanitario Apícola, indica que la apicultura en el país se encuentra en un proceso de transición y que se fortalece la asociatividad de los apicultores y el apoyo del Estado. Pero la apicultura se enfrenta a varias a amenazas.
Por ejemplo, al Desorden de Colapso de las Colmenas, un síndrome que afecta a las abejas.
Son enfermedades, parásitos y bacterias que atacan a estos insectos. Ese fenómeno se agravó desde 2007.
Agrocalidad del Ministerio de Agricultura y Ganadería ha identificado los principales males que atacan a las colmenas y trabaja en la vigilancia, diagnóstico y prevención.
“Falta conciencia del papel de la abeja en el cuidado de la naturaleza y en el incremento de la productividad agropecuaria, a través de la polinización”, dice Rosero.
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La apiterapia en Ecuador
La apiterapia es el uso terapéutico de la apitoxina (veneno de abeja) y de los productos de la colmena como: miel, polen, jalea real, cera, pan de abeja y propóleo, que tienen fines medicinales y preventivos para no contraer enfermedades.
Mayra Quishpe, propietaria de Api Real, vende 6 tipos de miel de aguacate, eucalipto, nabo, multiflora, tropical y ñachag. Cada uno de distinto sabor y color. El cuarto de litro cuesta $10.
“Para que la terapia funcione se debe hacer con productos 100% naturales y con dosis para cada caso”, indica mientras acomoda las cremas, jabones y bálsamos de labios que hace con la miel.
Asimismo, en el tratamiento está la aplicación del veneno de abeja, conocido por sus propiedades analgésicas y antiinflamatorias. Andrés Castillo, presidente de la Asociación Ecuatoriana y de la Federación Internacional de Apiterapia, dice que la práctica llegó al país hace 11 años.
En ese lapso, el médico ambateño ha atendido unos 4.000 pacientes. Ninguno ha presentado alergia al veneno.
“Tengo mis colmenas para hacer los tratamientos médicos controlados”, explica a este diario.
Él hace pinchazos con la apitoxina para tratar varias patologías como artritis, artrosis, tendinitis, infertilidad, disfunción eréctil, celulitis. Incluso sirve de apoyo en los tratamientos del VIH y el cáncer, entre otras.
En 2014 a María Narváez le encontraron 20 nódulos malignos en la tiroides. Ante el terror al cáncer acudió al consultorio del doctor Castillo. Después de 6 meses, “gracias a Dios y a las abejitas en el eco de control ya no tenía nada”, explica.
Otra paciente, Sara Ojeda, debía operarse de la columna, pero con la apiterapia no pasó por el quirófano.
Asimismo, Álvaro Coka superó sus dolores en la zona lumbar y ahora sigue con la apiterapia para fortalecer su sistema inmunológico.
Existen varias técnicas para aplicar la apitoxina. Se utiliza un promedio de 3 abejas por sesión y se puede reutilizar el aguijón. Inés Salazar lo hace directamente con los insectos, es decir, pincha con la abeja.
“Es el laboratorio más perfecto que existe”, dice.
También hace apiterapia a mascotas que tienen tumores.
La mayoría de sus pacientes son deportistas.
María Elena Díaz inyecta el veneno en puntos de acupuntura. La doctora hace apiterapia en la Cruz Roja, Club de Leones y en la Fundación de Esclerosis múltiple.
“La apiterapia no es una moda, tiene una base científica”, señala. El costo de la sesión va desde los $ 10 hasta los $ 30.
Los robos de colmenas son cada vez más populares Aunque no se crea, hay traficantes de abejas que cada vez toman más fuerza. Los robos en los colmenares, o apiarios, son una amenaza para los apicultores en todo el mundo.
En la actualidad, ellos luchan para defender a sus abejas contra los excesos de pesticidas y las enfermedades que sufren estos insectos: hongos, parásitos, bacterias, virus, protozoarios, Varroosis, Nosemosis y los atracadores de colmenas.
La nota publicada el 13 de mayo en diario El País señala que “los ladrones de colmenas son en un 90% apicultores que quieren las abejas de sus competidores para multiplicar su propia producción a costo cero, para venderlas a otros apicultores o repoblar la colonia tras las bajas de la temporada”. La forma legal de polinizar las plantaciones es alquilar las colmenas a sus propietarios por entre $ 23 y $ 35 la unidad. Pero en España, por $ 47 pueden comprar una robada en internet.
Como las colmenas usualmente se ubican lejos de las ciudades, los ladrones cometen prácticamente el crimen perfecto, pues generalmente no hay testigos.
Varios apicultores en Europa han optado por instalar GPS en sus panales, pero no son útiles si se llevan solamente a las abejas.
En Ecuador también ya se registran robos de colmenas, de apiarios, de miel y de abejas. A Lenin Espinoza, apicultor oriundo de Malchinguí, le han robado en varias ocasiones.
La última fue el martes pasado, en Manabí. “Me robaron la miel de 200 colmenas”, cuenta.
Espinoza relata que los robos se dan en las noches y que además le mataron a la mitad de sus abejas. A él también le han hurtado sus colmenas en Pichincha y en Cotopaxi.
“Es gente que sabe de apicultura, que no respeta nuestro trabajo y que solo le importa vender la miel”.
Él ha acudido a la Fiscalía a poner las denuncias. Una vez, en Jipijapa, sí encontró parte de sus colmenas pero igual la pérdida fue de $ 2.500 y la mayoría de abejas estaba muerta.
A Moisés Arteaga, apicultor en Manabí, le han robado dos veces. En 2017 se llevaron la cosecha de 6 colmenas y hace 15 días saquearon la miel de 50 colmenas. También mataron a sus abejas y se llevaron 7 colmenas.
“Nos roban en la noche, pisan las abejas, dejan a las reinas botadas. Todo lo hacen con maldad”, asegura.
El apicultor Franklin Novillo añade que el sector apícola nacional necesita un subsidio del Estado, con la cobertura de un seguro contra desastres naturales y por accidentes provocados por ataque de abejas a personas o animales.
En Ecuador, los apicultores estiman que se produjo un promedio de 400 toneladas de miel en el período 2017-2018. Pero la demanda aproximada es de 600 toneladas. Por eso el resto del mercado local suele abastecerse con importaciones de otros países (como Argentina, Brasil, México), contrabando o con miel pirata y adulterada, mezclada con agua, jarabe de azúcar y hervida.
Mayra Quishpe en el local de Api Real, ubicado en la calle La Ronda, en el Centro Histórico de Quito. Allí oferta varios productos de colmena.
Foto: Marco Salgado / et
Más beneficios → Tome Miel para las defensas. La nutricionista Sara Rivera recomienda usar miel en lugar de azúcar refinada, pues conserva sus vitaminas y minerales. Refuerza el sistema inmune, mejora la digestión y tiene propiedades antibacterianas y antisépticas. → 20 dólares cuesta en promedio el medio litro de miel natural. Es mejor comprarla a los apicultores. → Más productos de miel. En Api Real hay cremas corporales y faciales elaboradas a base de miel desde los $3. Los productos tienen propiedades antioxidantes excelentes para tratar arrugas y manchas. (I)