Equipo de Apicultura
La
apicultura se ha extendido por todo el mundo. Su efecto, posiblemente, sea mayor que cualquier otra rama de la agricultura y de ella depende el éxito de algunas de las otras ramas de esta actividad.
En general, el Nuevo Mundo da una cosecha más rica en miel, pero el Viejo Mundo está más densamente poblado por abejas melíferas. En general, el Nuevo Mundo provee inventos más útiles para el manejo de las abejas y sus productos, mientras que el Viejo Mundo todavía contribuye relativamente con más descubrimientos fundamentales sobre las abejas.
Existe gran diferencia entre el equipo usado para la apicultura en el Viejo y el Nuevo Mundo, aunque aquí también, como en toda generalización, hay notables excepciones.
El equipo de apicultura usado en el Nuevo Mundo tiende a ser simple, uniforme y en lo posible mecanizado; mayormente se usan colmenas Langstroth o Dadant. En Europa las colmenas difieren de un país a otro y se encuentran en uso en un mismo país una gran variedad de colmenas “standard”.
Estas colmenas usan marcos y por consiguiente, hojas de cera, de diferentes formas y tamaños así como tapas y excluidoras de reinas. Muchas de estas colmenas son complicadas y están construidas de manera que más bien tienden a reducir y no aumentar la producción de miel. En Australia, la cantidad es mayor en California los apicultores más mecanizados pueden atender 1.000 y hasta 2.000 colmenas cada uno.
En el Nuevo Mundo las abejas constituyen un medio de Vida; el rendimiento en miel promedio en la mayoría de los países varía individualmente de 18 a 36 kilos por colmena y el rendimiento promedio en las mejores zonas para apicultura puede ser de 90, 135 o hasta 180 kilos.
En buenas zonas puede hacerse apicultura sin saber mucho de las abejas y los apicultores no están necesariamente muy interesados en ellas –ni tampoco en las organizaciones de apicultores. Europa (con exclusión de U.R.S.S.) tiene aproximadamente 13 millones de colmenas de abejas, un promedio de 7 por cada 2,6 Km., una densidad de colmenas siete veces mayor que la de cualquier otro continente.
El promedio de miel por colmena es aproximadamente de 9 kilos por año; aunque éste es más alto que en África (donde la mayoría de las colmenas son primitivas), sólo equivale a una tercera parte del rendimiento del Nuevo Mundo en su totalidad.
A pesar de la gran densidad de abejas, se consume más miel de lo que puede producirse y Europa occidental es la región del mundo que importa mayor cantidad de miel; los países del este de Europa, normalmente sólo importan mercaderías consideradas como esenciales y la miel no se incluye en esa categoría.
Los europeos en general están acostumbrados a la miel, porque es parte de su herencia histórica, cuando la apicultura formaba parte del ritmo de vida de cada comunidad rural y las ciudades eran lo suficientemente pequeñas que proveían a las colmenas silvestres de alimento y lugares para anidar. La presencia de tribus con una tradición en apicultura y para quienes la producción y venta de cera constituye un medio de vida habitual.
La producción de cera en África alcanza miles de toneladas y representa la mayor parte de la cera de abejas ofrecida en los mercados mundiales. La cantidad total de miel recolectada de las colmenas en África es de alrededor de 83.000 toneladas; mucha de la cual se convierte en cerveza de miel. Hacia el sur, la apicultura está en manos de colonizadores europeos, que usan colmenas modernas.
En el extremo sur de África, el clima es más mediterráneo; esta área es digna de atención por la existencia de la abeja del Cabo (Apis mellifera capensis), que se caracteriza por la capacidad de sus obreras de poner huevos fértiles de los que se pueden criar reinas y obreras, aunque éstas hayan sido fecundadas por zánganos (partenogénesis).
En América, las plantas nativas del Nuevo Mundo se desarrollaron en ausencia de la abeja melífera, pero unas cuantas de estas plantas forrajeras suministran el alimento más rico disponible en cualquier parte del mundo.
Algunas de las plantas productivas de forraje en la actualidad derivan de especies oriundas del Viejo Mundo, pero eso no sucedía así cuando las abejas fueron llevadas allí por vez primera, ni toda la cosecha actual proviene de plantas que fueron introducidas.
Pero seguramente es cierto, que los Continentes del Nuevo Mundo –América del Norte y del Sur y Australia– dan cosechas mucho más elevadas que el Viejo Mundo y ésta es una demostración impresionante de la adaptabilidad de la abeja melífera.
Norteamérica tiene casi cinco millones de colmenas con un rendimiento promedio de miel de 25 kilos en EE.UU. y 55 kilos en Canadá. En todos los EE.UU. hay prácticamente una colmena por milla cuadrada y menos de una por cada diez millas en Canadá. Por lo general la apicultura es una profesión para ocupación plena o parcial, con tenencias de hasta varios miles de colmenas.
En algunas zonas del este, donde el clima es más parecido al europeo, los rendimientos de miel son inferiores y la cantidad de colmenas por propietario es mucho más reducida y -como en Europa- la tendencia parece indicar un mayor interés en las abejas mismas.
En América Central y Sudamérica, hay cuatro millones de colonias con una densidad y promedio de dos colmenas por milla cuadrada. Pero todavía este continente está despoblado de abejas melíferas y grandes áreas de tierra productiva en néctar se encuentran desaprovechadas por los apicultores.
La parte tropical de Sudamérica es el hábitat de muchas especies de abejas sin aguijón; algunas de estas especies son mantenidas por su miel, pero las abejas europeas prosperan allí y más aún la subespecie africana Apis mellifera adansonií, introducida en 1956.
El rendimiento promedio por colmena para América Central y del Sur es en su totalidad, de aproximadamente 27 kilos y la producción anual es de alrededor de 100.000 toneladas, producidas por cuatro millones de colmenas; una gran cantidad de esa miel se exporta.
En Nueva Zelandia y Australia existen alrededor de 200.000 colonias, con un redimiendo aproximado de 6.000 toneladas de miel, de los que se exportan tres cuartas partes o más a Europa. Hay alrededor de dos colmenas por milla cuadrada que da un promedio de 30 kilos de miel.
Los eucaliptos, que predomina como fuente de néctar en la apicultura australiana, no son nativos de Nueva Zelandia y la apicultura allí no es muy diferente a la que se realiza en algunas partes de América. Australia arroja algunos de los rendimientos de miel más altos del mundo; el promedio para todo el país es de 36 kilos.
En el oeste de Australia el promedio es superior a 90 kilos. La mayor cantidad de miel, que proviene de diferentes especies de eucaliptos, se obtiene por medio de la apicultura trashumante extensiva en lugares con diferentes especies, que florecen solamente una vez cada dos, tres o más años.
A medida que se limpia el bosque indígena, el rendimiento de miel disminuye, al igual que cuando se reemplazan los árboles del bosque por cultivos agrícolas nectaríferos; entonces se hace comparable con el de otras buenas zonas apícolas del mundo.
Australia produce alrededor de 18.000 toneladas de miel por año, de las cuales se exportan a Europa 8.000-10.000; en todo el país hay solamente alrededor de una colonia por cada siete millas cuadradas.