Con la biodiversidad amenazada más que en ninguna otra época de la historia, la UE está decidida a prohibir 3 insecticidas dañinos para las abejas
Contenidos
Introducción
La biodiversidad está bajo una amenaza sin precedentes, y la Unión Europea se enfrenta a este desafío decididamente al planear la prohibición de tres insecticidas neonicotinoides que afectan gravemente a las abejas. Esta acción surge en un contexto donde 80 organizaciones han creado la Coalición para Salvar a las Abejas, solicitando la eliminación total de estos plaguicidas.
Los neonicotinoides son responsables del declive de las poblaciones de abejas, ya que su exposición provoca desorientación en estos polinizadores y tiene un impacto negativo en la producción de miel y otros aspectos importantes del medio ambiente. Estos insecticidas se encuentran en el suelo y el agua, contaminando el polen y el néctar, lo que pone a las abejas en riesgo.
Restricciones y Desacuerdos
Desde 2013 la Comisión Europea ha restringido el uso de neonicotinoides en cultivos que atraen a las abejas, aunque todavía existen excepciones que permiten ciertas aplicaciones. Con base en nuevas investigaciones, se prevé discutir en Bruselas una ampliación de estas limitaciones, restringiendo su uso solo a invernaderos permanentes. Sin embargo, la Coalición ha pedido una prohibición total, argumentando que los invernaderos también representan un peligro debido a sus aperturas que permiten la entrada de abejas.
El desacuerdo entre países como el Reino Unido, Irlanda y Francia ha llevado a solicitar el aplazamiento de la reunión, esperando la evaluación de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) sobre los neonicotinoides. La EFSA ha indicado que estos insecticidas son extremadamente tóxicos para las abejas y otros polinizadores, y aunque existen lagunas en los datos, los efectos agudos pueden generar alta mortalidad, mientras que la exposición crónica afecta la memoria y la inmunidad de las abejas.
Estudios y Prohibiciones
Un estudio reciente destaca que el 75% de las muestras de miel del mundo contienen al menos un neonicotinoide, mostrando que el 45% presenta múltiples contaminaciones. Los investigadores advierten que esta exposición global compromete la biodiversidad, planteando preocupaciones sobre los niveles potencialmente dañinos para las abejas.
El apoyo a la prohibición de los neonicotinoides se ha intensificado, con Francia liderando el camino hacia la eliminación total programada para 2020. Luis Ferreirim, responsable de Agricultura de Greenpeace España, enfatiza que la ciencia es clara: los neonicotinoides representan una gran amenaza para las abejas, y la situación de la biodiversidad requiere acción inmediata.
Evaluación de Riesgos
La EFSA ha confirmado que los neonicotinoides son altamente tóxicos para las abejas, aunque aún se debe mejorar la evaluación de riesgos, especialmente para las abejas silvestres. La exposición continua a estos pesticidas no solo afecta a los cultivos, sino que también contamina flores silvestres, intensificando el riesgo para las poblaciones de polinizadores.
Neonicotinoides
Este tema crítico sobre la prohibición de los neonicotinoides subraya la necesidad urgente de proteger la biodiversidad y asegurar la salud de las abejas, que son fundamentales para la polinización y la producción de alimentos en el ecosistema.
La Unión Europea, ante la grave amenaza a la biodiversidad, está decidida a prohibir tres insecticidas neonicotinoides perjudiciales para las abejas. Esto ocurre mientras 80 organizaciones han formado la Coalición para Salvar a las Abejas, exigiendo la eliminación total de estos plaguicidas.
Los neonicotinoides son culpables del declive de las poblaciones de abejas, ya que su exposición provoca desorientación en los polinizadores, afectando la producción de miel y otros aspectos medioambientales. Estos insecticidas, ampliamente utilizados, se encuentran en el suelo y el agua, y contaminan el polen y el néctar de las flores, poniendo en riesgo a las abejas.
Excepción en Invernaderos
En 2013 la Comisión Europea restringe su uso en cultivos atractivos para las abejas, aunque quedan importantes excepciones. Nuevas investigaciones han confirmado que estas restricciones son insuficientes. Por lo tanto, se planea discutir en Bruselas la ampliación de estas limitaciones, permitiendo su uso solo en invernaderos permanentes. Sin embargo, la Coalición insiste en una prohibición total, ya que los invernaderos también representan un riesgo.
Debido a desacuerdos, algunos países, incluidas potencias como el Reino Unido, Irlanda y Francia, han solicitado el aplazamiento de la reunión, esperando el informe de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) sobre una nueva evaluación de estos pesticidas.
La EFSA ha resaltado que los neonicotinoides son extremadamente tóxicos para abejas y otros polinizadores, aunque todavía hay lagunas en los datos. Los efectos agudos pueden causar mortalidad, mientras que la exposición continua causa problemas subletales que afectan la memoria y la inmunidad.
Un estudio reciente revela que el 75% de las muestras de miel en el mundo contienen al menos un neonicotinoide, con un 45% de las muestras mostrando contaminaciones múltiples. Los investigadores advierten que esta exposición global está comprometiendo la biodiversidad, con concentraciones potencialmente dañinas para las abejas.
Biodiversidad Amenazada, la Unión Europea acorrala a los plaguicidas neonicotinoides acusados del declive de los polinizadores, mientras arrecia la campaña promovida por 80 entidades cívicas para eliminarlos
Tóxicos Prohibidos
La Comisión Europea se muestra decidida a dar nuevos pasos para prohibir tres insecticidas neonicotinoides altamente tóxicos para las abejas y por ende que mantienen nuestra biodiversidad amenazada. En las próximas semanas está prevista una reunión de su comité permanente que los podría arrinconar definitivamente.
Mientras tanto, un total de 80 organizaciones europeas han creado la Coalición para Salvar a las Abejas, formada por asociaciones de apicultores, así como organizaciones ecologistas, de agricultores y científicos de la Unión Europea, para pedir su eliminación total.
Desorientación por Nicotina
Los neonicotinoides han sido señalados en varios estudios de ser uno de los factores clave en el declive en las poblaciones de las abejas. La exposición continuada origina desorientación de los insectos polinizadores, que se ven incapaces de volver a las colmenas, con lo que baja la producción de la miel, entre otros impactos ambientales.
Los neonicotinoides son los insecticidas más ampliamente usados en todo el mundo y están presentes en el medio ambiente terrestre y acuático. Utilizados para combatir ciertas plagas, quedan en las plantas, en donde son transportados a todos sus órganos, incluidas las flores, lo que provoca la contaminación del polen y el néctar que liban las abejas.
Desde diciembre del 2013 la Comisión Europea ya restringe el uso de tres de ellos (imidacloprid, clotianidina y tiametoxam), de manera que están prohibidos en todos los cultivos atractivos para las abejas (girasol, colza, almendros…). No obstante, hay importantes excepciones, lo que hace que los agricultores puedan echar mano de ellos tras la floración, en los cereales de invierno y en los invernaderos.
Cuatro años después de la prohibición parcial de estas sustancias, nuevos descubrimientos científicos confirman que sigue estando la biodiversidad amenazada y que estas restricciones no son suficientes. Por eso, los pasados días 12 y 13 de diciembre estaba prevista una reunión en Bruselas para discutir una propuesta del comité permanente de la Comisión Europea para ampliar las restricciones, de manera que sólo se iba admitir su uso en los invernaderos permanentes. Sin embargo, la Coalición para Salvar a las Abejas reclamó la prohibición total, al entender que los invernaderos permanente son igualmente un peligro para las abejas, ya que no están cerrados y tienen aperturas por las que pueden entrar las abejas.

Ante el desacuerdo originado, los representantes de varios países solicitaron que la reunión se retrasara, en espera de que la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) se pronuncie en un informe sobre la nueva evaluación global de estos insecticidas, largamente esperada.
Respaldan la prohibición
Un grupo de países, capitaneados por el Reino Unido, Irlanda y Francia han señalado que respaldan una prohibición más estricta. Francia se muestra especialmente activa y tiene previsto su prohibición en el 2018, con algunas excepciones, con la vista puesta en la total eliminación en el 2020.
Los insecticidas neonicotinoides pueden aplicarse directamente mediante fumigación a los árboles frutales y también se emplean, entre otros usos, en las semillas tratadas o sistémicas, de forma que estas sustancias se liberan mientras crece la planta; sin embargo, en ese proceso son transportadas a través del sistema vascular, con lo que llega a las flores, al polen y al néctar, donde liban las abejas, que resultan así contaminadas.
“La ciencia es clara y contundente: los insecticidas neonicotinoides son una gran amenaza para las abejas y otras especies. Las abejas no puede esperar”, señala Luis Ferreirim, responsable de Agricultura de Greenpeace España. “El Gobierno español no tiene ninguna razón para no apoyar una prohibición”.
Altamente tóxicos
En noviembre de 2016, la EFSA confirmó que estos neonicotinoides son altamente tóxicos para las abejas, los abejorros y las abejas solitarias, aunque señaló que aún existen lagunas en los datos que impiden una evaluación de riesgos adecuada, en particular para las abejas silvestres.
La EFSA además advirtió de que con la biodiversidad amenazada las abejas podrían estar expuestas a los neonicotinoides no solo en las zonas de cultivo (estos insecticidas se diseminan rápidamente en el medio ambiente) sino también contaminando las flores silvestres.
Diversos efectos
Sus efectos agudos pueden provocar la mortalidad de sus poblaciones, mientras que las exposición continuada provoca trastornos “subletales”. Estos últimos no causan la muerte inmediata del insecto, pero sí provocan trastornos cognitivos; o pérdida de memoria –estos recolectores que olvidan el camino de regreso a la colmena–, así como una disminución de la inmunidad, una mayor vulnerabilidad a ciertos patógenos o un colapso en la capacidad de reproducción de las poblaciones.
Actualmente, las pruebas de seguridad de estos plaguicidas se centran en evaluar los riesgos de exposición aguda a una abeja aislada. Sin embargo, recientes estudios han alertado sobre el hecho de que la contaminación generalizada de tierras agrícolas puede derivar en una crónica de colonias enteras.
Presentes en todo el mundo
El 75% de todas las muestras de miel de abeja que se comercializan en el mundo presentan al menos un insecticida neonicotinoide. Así lo indica un estudio publicado en la revista Science el pasado mes de octubre. En esta evaluación de la exposición que sufren los insectos polinizadores se analizaron 198 muestras de miel recogidas en todo el mundo y en ellas se buscó la contaminación causada por cinco de estas sustancias.
El estudio concluyó que el 45% de las muestras contenían entre dos y cinco de estos compuestos neonicotinoides, y que el 10% albergaba 4 o 5. “Nuestros resultados confirman la exposición de las abejas a los neonicotinoides en su alimentación a lo largo y ancho de todo el mundo”, explicó el grupo de investigadores, que encabeza Edward Mitchell, de la Universidad de Neuchâtel. Las concentraciones detectadas, suficientes para tener la biodiversidad amenazada, se situaron, sin embargo, por debajo de los niveles de los residuos máximos autorizados para el consumo humano.