La solución de utilizar bacterias contra el colapso de colonias (CCD o Colony Collapse Disorder por sus siglas en inglés) está cerca.
La nueva estrategia de la Universidad de Texas parece que obtiene resultados prometedores. Su desarrollo se basa en bacterias genéticamente modificadas. Intenta proteger a las abejas mellíferas de la desaparición sin causa aparente. Un fenómeno mortal conocido como síndrome de colapso de colonias provocado por el ácaro Varroa y el virus del ala deformada.

Antecedentes
En los últimos años un número creciente de colonias de abejas ha sufrido la disminución de sus poblaciones adultas. Se trata de un fenómeno conocido como el problema del colapso de colonias, (o Colony Collapse Disorder, CCD, por sus siglas en inglés).
Una cantidad considerable de las abejas obreras de una colmena desaparece sin causa aparente. Tras la afectación por el colapso de colonias la colmena aparece casi despoblada y con todos los panales intactos. Según una encuesta nacional realizada en los Estados Unidos, los apicultores perdieron durante el pasado invierno casi el 40% de sus colonias. Se trata de la tasa de mortalidad más alta informada desde que comenzara a realizarse la encuesta hace 13 años.
Universidad de Texas
Un equipo de científicos de la Universidad de Texas, en Austin, ha desarrollado una nueva estrategia. Está basada en bacterias genéticamente modificadas para proteger a las abejas melíferas. Dichas bacterias habitan en aparato digestivo de estos insectos. Actúan como fábricas biológicas generando los principios activos. Así protegen a las abejas de 2 de las causas del colapso de la colonia. El ácaro Varroa y el virus del ala deformada forman parte del colapso.
Los investigadores creen que su método algún día podría ampliarse para uso agrícola. Las bacterias manipuladas son fáciles de cultivar y la inoculación en las abejas es sencilla. De forma que es poco probable que las bacterias manipuladas se propaguen más allá de las propias colonias de abejas.
«Nuestro estudio tiene implicaciones directas para la salud de las abejas», según afirma Nancy Moran. La Profesora de biología integrativa es también autora principal del estudio. «Se trata de la primera vez que alguien mejora la salud de las abejas a través de la ingeniería genética de su microbioma». Afirmó Sean Leonard, estudiante graduado y coautor del estudio.
La guerra en un tracto digestivo
El ácaro Varroa y el virus del ala deformada a menudo presentan una acción sinérgica. A medida que los ácaros se alimentan de las abejas propagan el virus al tiempo que las debilitan. Esto las hace más vulnerables a los patógenos en el medio ambiente. Para abordar cada problema, el equipo diseñó sendas cepas de bacterias. Una para atacar al virus y otra para atacar a los ácaros. Si lo comparamos con las abejas de control, las abejas tratadas tenían un 36,5% más de probabilidades de sobrevivir. Sin embargo las abejas tratadas con la cepa de bacterias el indice de supervivencia se elevó en un 70%.
Al igual que los humanos tenemos la flora bacteriana en el intestino, la flora intestinal compuesta por miles de millones de bacterias beneficiosas. La función de estas bacterias, al igual que en los humanos, descomponen y procesan los alimentos.
Las abejas tienen un ecosistema de bacterias en su tracto digestivo, intestinos, llamado microbioma. Además, también disponen de un mecanismo de defensa antiviral llamado ARN interferente -ARNI-. Esta molécula suprime la expresión de genes específicos con mecanismos como la ribointerferencia o interferencia por ARN. Esto predispone mejor a la abeja a combatir ciertos virus, llamados virus de ARN.
Los virus de ARN, producen unas moléculas de doble cadena que detectan las células sanas. Así se desencadena una respuesta inmune del ARN. «Por lo general, solo se obtienen signos de estas moléculas ARN cuando un virus se está replicando», explica Moran. «Se trata de una señal de que ésto podría ser algo perjudicial y deberías eliminarlo» detalla la investigadora.