Domina la Apicultura: 11 Secretos + Guía Completa Esencial para Principiantes y Expertos

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Glifosato: El Crimen que Silencia Mis Abejas y Amenaza el Planeta «Actualizado 2025»


Introducción

En el panel de la actualidad europea, el debate sobre el glifosato sigue zumbando, pero para mí, como apicultor, no es un simple zumbido; es una alarma ensordecedora. En este 2025, la situación es más que compleja, es verdaderamente alarmante. Si bien la Unión Europea ha renovado la autorización de este herbicida hasta diciembre de 2033, la creciente resistencia de la sociedad civil y los estudios científicos más recientes no solo nos invitan a reflexionar, sino que nos gritan una verdad ineludible sobre el futuro de nuestras incansables polinizadoras y, en última instancia, de la vida en la Tierra.


La Decisión Fatal de Europa: Una Traición al Campo Vivo


A finales de 2023, la Comisión Europea, tras intensos debates y a pesar de la falta de un acuerdo unánime entre los estados miembros, decidió extender por una década más el permiso para el uso del glifosato. Esta medida, aunque defendida por algunos sectores agrícolas que lo consideran una herramienta «esencial» para su productividad, es, a mi juicio y al de muchos compañeros apicultores, un auténtico mazazo.

Es un golpe directo no solo para quienes vivimos del campo de una forma respetuosa, sino para el ecosistema en general. Nos deja con la amarga sensación de que los intereses económicos priman sobre la salud ambiental y la supervivencia de la biodiversidad.

¡Qué barbaridad! Con todo lo que sabemos en 2025, ¿cómo es posible que se sigan tomando decisiones tan temerarias como permitir el glifosato? ¿Acaso necesitamos otra tragedia para darnos cuenta de que la salud de nuestras abejas es vital para todos? Si no cuidamos de nuestras incansables pecoreadoras, el futuro de los apicultores y agricultores, ¡y el de todos!, penderá de un hilo.

Y es precisamente aquí donde el glifosato no causa simplemente una «controversia», sino una indignación brutal, absoluta, imposible de digerir.


El Crimen del Glifosato Contra Mis Abejas y el Ecosistema


La salud de las abejas no es solo un indicador, es el barómetro que mide la salud de nuestro ecosistema entero. Y es precisamente aquí donde el glifosato no causa simplemente una «controversia», sino una indignación brutal, absoluta, imposible de digerir. Las afirmaciones de que no hay efectos adversos directos sobre las abejas son, simplemente y como mínimo, una falacia peligrosa. Como apicultor afectado, sé de primera mano que ésto es un crimen contra el planeta, y como ser humano me doy cuenta de que se está poniendo en cuestión la importancia del ecosistema ante los beneficios empresariales de multinacionales irresponsables como la alemana BAYER. Digamos que en este caso se tomó una decisión mortal de necesidad.

Permítanme ser claro: deberíamos prohibir cualquier sustancia de la que haya el más mínimo atisbo, la más mínima sospecha, de que pueda tener un efecto dañino para el ecosistema y la biodiversidad. Es una cuestión de justicia y de supervivencia. Apicultores y agricultores tenemos el mismo derecho fundamental a existir y a prosperar. Y no olvidemos que los agricultores, durante mucho tiempo, han utilizado y pueden seguir utilizando otros herbicidas menos mortíferos que el glifosato. La excusa de la «necesidad» esconde una falta de voluntad para innovar y cambiar hacia prácticas más sostenibles.

Estamos hablando de algo de una gravedad inmensa: si seguimos utilizando químicos letales como este, nos estamos jugando la existencia del planeta tal como lo conocemos ahora. Hablamos de la pérdida irreparable de nuestra diversidad biológica, de la capacidad de nuestros suelos para producir alimentos, e incluso de la supervivencia misma del ser humano. Es una apuesta demasiado alta que no podemos permitirnos perder.


Mi Experiencia Personal: La Hecatombe Apícola


La teoría y la controversia se disipan cuando la tragedia te golpea de lleno. Como apicultor, vi con mis propios ojos el efecto devastador del glifosato. A principios de los años 2000, cuando montamos nuestras primeras colmenas, visitar el apiario era contemplar un auténtico alboroto de vida. Las abejas bullían, entrando y saliendo sin cesar, cargadas de polen y néctar, un espectáculo que llenaba el aire de un zumbido vibrante y el corazón de alegría. Era la imagen de la prosperidad.

Pero, de forma abrupta, al año siguiente, llegó la hecatombe apícola. Fue como si una fuerza invisible hubiera silenciado nuestro apiario. De un año para otro, las abejas apenas se dejaban ver saliendo o entrando de sus colmenas. El campo, antes lleno de color y vida, adquirió una ausencia de brillo, un silencio ominoso que presagiaba lo peor. Y esa premonición, tristemente, se cumplió. Nuestras colmenas fueron quedando desoladas, solitarias, sin abejas. Fue un golpe terrible, no solo económico, sino emocional; una prueba irrefutable, palpable, de que algo letal estaba ocurriendo en nuestro entorno. No había «posibles efectos adversos» que valgan aquí, aquéllos eran efectos devastadores y reales.


La Ciencia lo Confirma: Un Veneno Para Nuestras Obreras


Las investigaciones recientes, algunas tan actuales como las de 2023 y 2024, no hacen más que confirmar lo que muchos apicultores ya sabíamos por experiencia: el glifosato es un veneno para nuestras abejas. Estos estudios demuestran que el herbicida altera la microbiota intestinal de las abejas, esas bacterias beneficiosas que son cruciales para su digestión y su sistema inmunológico. Al dañar esta flora, las abejas se vuelven indefensas, mucho más vulnerables a infecciones mortales como la Nosemosis. Además, se ha documentado cómo el glifosato afecta la termorregulación en las colonias de abejorros, impactando su capacidad para mantener una temperatura adecuada en el nido, vital para la cría. Y no menos importante, sus residuos se encuentran en el néctar y el polen que las abejas recolectan, superando incluso los niveles máximos permitidos en la miel, envenenándolas desde dentro.


El Clamor por la Justicia Ambiental: No Nos Rendimos


A pesar de la renovación de la autorización, el clamor por una agricultura verdaderamente sostenible no cesa. Es más fuerte que nunca. Iniciativas ciudadanas europeas han recogido millones de firmas exigiendo la prohibición del glifosato y la reducción drástica del uso de pesticidas. Es la voz de la ciudadanía la que se levanta, harta de ver cómo los ecosistemas se deterioran. En España, por ejemplo, en este 2025 se sigue debatiendo la posibilidad de eliminar hasta el 70% del uso del glifosato, prohibiéndose en zonas no agrícolas como parques, jardines y bordes de carreteras, una medida que ya han adoptado otros países de la UE con resultados prometedores.

El Día Mundial de las Abejas en 2025 es un recordatorio urgente: la investigación debe seguir, pero no para «sospechar», sino para confirmar lo que ya es una certeza y actuar con contundencia. Necesitamos una investigación a fondo para encontrar un herbicida que realmente sea seguro, que no comprometa la vida. Y hay que llamar a las cosas por su nombre, sin andar con paños calientes: el uso del glifosato es un crimen contra el planeta.

El camino hacia un campo verdaderamente amigable con nuestras abejas y con la vida en general es largo, pero no podemos ceder ni un milímetro. Cada día que el glifosato se rocía es un día más que ponemos en riesgo la biodiversidad, la salud de nuestros ecosistemas y, en última instancia, nuestra propia existencia. Es hora de detener este crimen y luchar por un futuro donde la vida, y no el veneno, zumben en cada rincón del planeta. ¿Estás dispuesto a unirte a este clamor?

glifosato
Fumigando glifosato

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