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Hidromiel busca lugar en el mercado

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Hidromiel busca lugar en el mercado

Surgen más elaboradores en Mendoza que apuestan a esta bebida milenaria para otorgarle valor agregado a la miel. El INTA trabaja en protocolos de producción y monta un laboratorio para mejorar las muestras locales.
«Lo que estudiamos y fuimos viendo nos llevó a ver de qué se trataba y terminamos abriendo una puerta que es infinita. Por las variaciones, porque te permite muchas mezclas. El secreto está en ver cómo hacemos para que esta bebida milenaria impacte en el consumidor como si fuera nueva», así describió Edgardo Boggia (33) lo que experimentó junto con su socio Matías Jones (37) cuando se inició en la elaboración de hidromieles.
Estos jóvenes apicultores no son los únicos mendocinos que han apostado a este producto para diversificar y darle valor agregado a la miel.
Que empieza a existir demanda y que el futuro económico es prometedor son dos de las ventajas que han llevado a que la elaboración de este producto sume adeptos en la provincia y busque lugar en el mercado.
Tanto es así que durante la Semana Nacional de la Miel, que concluye hoy y que tuvo varias actividades en Mendoza, esta bebida fue tema de charlas de negocio, capacitaciones y la protagonista de degustaciones.
«Esto no es algo nuevo, incluso su proceso, que es similar al de la producción de vino y cerveza, es anterior a estos dos», explicó Boggia, destacando su historia.
Él y Jones arrancaron hace tres años en el comedor de una casa en bidones de 10 litros. Ahora ya cuentan con una planta en Godoy Cruz, en donde hacen 400 litros de dos variedades: jarilla y pájaro bobo.
La variación de sabores que permite, con el agregado de ciruelas, melón, sandía, jengibre y pimiento, por ejemplo, son algunas de las ventajas que los entusiasma y por las que aseguran que el producto «tiene futuro» no sólo como bebida sino para la gastronomía.
Sobre el proceso de producción dicen que tiene sus desafíos con respecto a la fermentación y que es similar al del vino y la cerveza: «Esto es como un arte.
Se puede decir que tienes que prepararlo en estas proporciones pero yo hago dos hidromieles y no salen iguales porque es un proceso biológico que se controla pero que puede tener variaciones innatas».
También contaron que ellos usan su miel pero que hay elaboradores de esta bebida que la compran y que no necesariamente son apicultores.
Tanto ellos como el resto de los mendocinos que ya están insertos en este circuito saben que la producción aún es baja, lo que impide por ejemplo que se exporte, pero coinciden en la necesidad de abrir el mercado, que ahora se limita a ferias o a que los productos se exhiban en vinotecas o en canillas en eventos.
«Para eso es fundamental cambiar la cabeza del consumidor y mostrarle que hay más opciones. Mendoza es como un espejo de dos caras. Tiene cultura en bebidas fermentadas. Acá hace mucho calor y se toma mucha cerveza y el vino ya es un clásico. Pero si yo le ofrezco hidromiel lo comparan con el vino y la cerveza pero no es igual.
Por más que es una bebida ancestral no está metida en nuestra cultura. Te pasa que viene gente y no sabe qué es pero el extranjero ya la pide», agregó Boggia, destacando que puede ser otra alternativa para la oferta turística.
En lo que respecta a darle valor agregado a la miel, es una de las alternativas que hoy buscan los apicultores para paliar la crisis del sector. El cálculo promedio es que con 3,5 kilos de miel se elaboran 10 litros de hidromiel seca y con 4 kilos, unos 10 litros de hidromiel dulce.
Los precios al público varían pero en promedio el precio de la botella de medio litro de hidromiel se ofrece desde los $80 y puede hasta superar los $200 si se añeja.
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