La delegada de la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife) en Catalunya, Cristina Sánchez, sostiene que para la asociación ecologista no es un problema gravísimo y avisa que no procede controlar los nidos. “El control de nidos de abejarucos solo es viable saltándose esa legislación o con una autorización de excepcionalidad, pero una, no que a todos los apicultores se les dé una excepción”, afirma. “Una administración tiene competencias en un caso concretísimo para autorizar de manera excepcional la eliminación de estos nidos de abejaruco antes de que pongan huevos, por supuesto, para evitar el daño a estas colmenas concretas. No puede ser una autorización para que se destruyan todos los nidos. Se contravendría la ley de patrimonio, la directiva europea sobre aves y los convenios de Bonn y de Berna”, afirma. Recalca que el abejaruco es una especie protegida , migratoria y que España ha firmado los convenios de Bonn y Berna que dicen que en época reproductora las especies migratorias no pueden ser molestadas y también lo dice así la directiva europea que especifica que los estados miembros tienen que proteger su nidificación. Sánchez asegura que apicultores tienen muchos problemas con las abejas, en otra época esto sería un daño menor y que ahora cualquier pérdida es muy importante.
Según cuenta, en los consejos de caza de Catalunya, los cazadores han planteado considerar el abejaruco una especie cinegética por los daños que ocasiona a lo que SEO/BirdLife siempre ha mantenido que se evalúen los daños reales, porque muchas veces no hay tantos como dicen. La ecologista segura que también muchos apicultores consideran que siempre ha habido convivencia por lo que no reclaman medidas drásticas e insisten que las fórmulas pasan por proteger las colmenas.
Redes para proteger las colmenas
“La colmena puede tener mecanismos disuasorios para que los abejarucos no vayan. A veces funcionan siluetas de aves de presa como algún águila, halcón o un búho real. Otro sistema es colocar redes que cubran las colmenas que eviten que el abejaruco vaya a comer”, señala. Cristina Sánchez cuenta que los abejarucos acostumbran a criar en taludes, hacen unos túneles y nidifican así. “Si los apicultores tienen algún talud cercano a una colmena, antes de la época reproductora, pueden dificultar que se puedan instalar allí otra vez. Pero tiene que ser siempre con autorización y antes de que lleguen”, apunta.
“Suele llegar en marzo y se reproduce en España. La responsabilidad que tenemos como país en el que se reproduce un ave migratoria no nos la podemos saltar”, añade. La ecologista sostiene que es una situación que se produce en muchas comunidades autónomas y que la solución pasa “no por controlar los nidos, sino por proteger las colmenas”.
Cuando el verano pasado la Junta de Extremadura apuntó la posibilidad de autorizar medidas para espantar e incluso disparar contra los abejarucos Marcelino Cardalliaguet, como representante territorial de SEO/BirdLife presentó al gobierno extremeño un documento que incluía las medidas para evitar daños en colmenas que promueve el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente que incluyen hacer un tejado de sombra, como un aparcamiento de camping y cerrarlo con una malla de plástico que se suelen utilizar en las obras son elementos. “Es una estructura desmontable, no tiene por qué ser fija, porque muchas veces las colmenas no están puestas en el mismo sitio”, explica. El documento presentado por Cardalliaguet incluye los datos del Programa de seguimiento a largo plazo de aves reproductoras (SACRE), que apuntan que el abejaruco europeo “presenta un declive moderado (-17,4%) en el periodo 1998-2016. SEO/BirdLife considera que “aunque la especie no se encuentra en peligro, es evidente que tampoco parece disfrutar de un estado de conservación favorable, por lo que la generalización de medidas que supongan molestias y persecución a los abejarucos, especialmente en los inicios de su periodo migratorio, pueden suponer el agravamiento de su estado de conservación desfavorable”.